Ingaramo: «Educación y Gestión de Riesgo, una asignatura a seguir trabajando*
Por Rossana Ingaramo, concejala de la Ciudad de Santa Fe por UCR-FPCyS, y ex secretaria de Educación del Gobierno de la Ciudad en el período 2011-2015
En estos días, se cumplen 10 años de la inundación de 2007 y 14 años de la de 2003. En esta oportunidad, no me voy a referir a las obras que no se hicieron que posibilitaron que en 2003 un tercio de la ciudad quedara bajo el agua, y que cuatro años después se haya repetido con casi 30.000 vecinos afectados y víctimas fatales.
De las recientes catástrofes hemos aprendido y seguimos aprendiendo. Por ello, hoy me gustaría ir más allá y plantear la relación existente entre Educación y Gestión de Riesgo, pensando la educación como herramienta transformadora y empoderadora de los seres humanos. Sabemos que el Gobierno de la Ciudad asume la Gestión de Riesgo como Política de Estado, es decir, como un tema central cuyo abordaje se sostiene en el conocimiento del territorio, la concreción de obras para prevenir inundaciones y la elaboración de un plan de contingencia para enfrentar las emergencias hídricas.
Sabemos que hoy la ciudad está más preparada, pensemos en los desagües Llerena y Azcuénaga, ya inaugurados, o el Espora, que se está construyendo. Más de 50 obras de desagües se proyectan en la ciudad. Los números hablan: más de 1.000 millones de pesos entre aportes de Nación, Provincia y Municipio se invierten como nunca antes en la historia en Santa Fe, gracias a las gestiones y la firme decisión de Intendente José Corral.
Ahora bien, si desde el Estado se están haciendo obras, ¿cómo nosotros, los ciudadanos, los vecinos, podemos contribuir a que realmente lo hecho valga la pena? ¿Cómo podemos ayudar, desde nuestra individualidad, como sujetos, a mejorar y cuidar nuestro medio ambiente? Creo que la clave está en la educación. La educación para conocer nuestro entorno, sabiendo que Santa Fe tiene una geografía determinada, una ciudad surcada por ríos: el Paraná, el Salado. Una ciudad en la que precipita, cíclicamente, mucha cantidad de agua que a veces demora en escurrir.
Hace un año el Concejo Municipal aprobó una Declaración de Interés de mi autoría para incorporar la Gestión de Riesgo a los diseños curriculares de las escuelas de Santa Fe. Creo firmemente que la Educación transforma; el saber, el conocimiento nos empodera. Porque nuestros niños pueden ser agentes de cambio, si desde la escuela se les enseña, por ejemplo, a separar los residuos, la importancia del reciclaje, a respetar los días de recolección diferenciada. A cómo la reducción de las bolsas plásticas contribuye a preservar nuestro medio ambiente. Si esos niños logran transmitir esos conocimientos aprehendidos en el aula a sus padres, a su comunidad, a los lugares a los que frecuentan, el club, la iglesia, los amigos, en definitiva, a nosotros, los santafesinos… Probablemente, a mediano o largo plazo, veamos un cambio.
Varios antecedentes tiene la Ciudad en relación a pensar la articulación entre Educación y Gestión de Riesgo. Uno es el proyecto Aula Ciudad, una propuesta pedagógica que se desarrolla en el marco del Programa Circuitos Culturales Educativos del Municipio local, destinada a alumnos de nivel primario. En uno de los fascículos que se desprenden del programa se refiere a la relación entre la ciudad y el río, profundiza en la historia y el territorio que habitamos, desde la perspectiva de la Gestión de Riesgo. Aporta una selección de textos para el estudio de la problemática y profundiza en los sistemas de drenaje urbano y de protección ante crecidas, enfatizando en que las medidas adoptadas requieren el compromiso integral de los vecinos.
Para el nivel secundario, el proyecto educativo “Los problemas hídricos de Santa Fe” busca que los alumnos realicen una investigación cuya finalidad es propiciar el trabajo en relación al impacto de los problemas en materia hídrica que afectan a nuestra ciudad.
Por ello, es que considero fundamental la incorporación de la Gestión de Riesgo a la Currícula Escolar, debiendo ser un trabajo articulado entre los diferentes niveles de Gobierno, Provincial y Municipal. Ambos, deberán diseñar las estrategias de enseñanza, materiales y lineamientos para que los docentes puedan trabajar con sus alumnos el conocimiento del propio entorno, según el nivel educativo. Aplicando también las metodologías concretas para cada caso particular.
Creo firmemente que los cambios de hábitos que anhelamos en relación a la preservación y cuidado de nuestro entorno sólo pueden conseguirse con un cambio de conciencia. Y ese cambio de conciencia sólo puede suscitarse si algo nuevo se nos movió adentro, si la semilla del conocimiento ha hecho mella en nosotros.