La medicina de mamá… no puede esperar
Por Ana Laura Schneider *
Podría decir que la historia de este relato empezó el sábado al mediodía cuando, con un grupo de mamás (yo, acompañando a mi hermana), nos encontramos para emprender el viaje a la ciudad de Rosario para participar de un seminario de CAMEDA (Cannabis Medicinal Argentina), promovido por personas que necesitan y utilizan el cannabis para tener una mejor calidad de vida.
Pero me doy cuenta de que esto empezó un poco antes. Empezó con Celina (mi hermosa sobrina de tres años), con su diagnóstico de Parálisis Cerebral y la “aparición” de la epilepsia refractaria (que no responde a la medicación “tradicional”). Empezó cuando, después de probar todo lo que estaba al alcance de nuestras manos (y digo nuestras porque- como ocurre en la mayoría de los casos- sus padres no están solos en esta lucha, están acompañados de toda la familia) y no funcionó, entendimos que había que buscar por otro lado.
Empezó cuando nos contaron del uso medicinal del aceite de cannabis. Sí, aceite de marihuana. Sí, marihuana. Marihuana, sí. Esa plantita verde que carga con tantos prejuicios. Prejuicios que yo también tenía, por ignorante, por no saber, por no conocer.
Prejuicios que tuvimos que escuchar: “¿Marihuana? Estás loca, eso hace mal. ¿Cómo podés pensar en darle marihuana a una criatura de tres años?”. Sí, marihuana.
Y ahí empezamos a leer, a mirar videos en youtube, a investigar. Conocimos el caso de Josefina y su familia; la aprobación de ANMAT para ingresar al país el aceite; de cómo su uso le cambió la vida a toda la familia y a Josefina, por supuesto. Supimos de CAMEDA, del Dr. Morante y de un montón de gente que viene trabajando en esto desde hace algún tiempo y de mucha gente más que utiliza el cannabis para uso medicinal desde hace muchísimos años. Supimos que en muchos países la investigación está avanzada y mucho más, en algunos (como Estados Unidos) tienen el medicamento de aceite de marihuana (Charlotte’s Web) aprobado.
¡Guau! ¡Qué esperanzador! Una planta que ayuda a nuestros niños y adultos a tener una mejor calidad de vida. Maravilloso.
Pero vemos que no es tan fácil. En nuestro país la marihuana es ilegal. Su uso, sea cual sea el fin, es ilegal. Hay varios proyectos en la Comisión de Salud de Congreso de la Nación esperando a ser tratados, enriquecidos, aprobados pero nada nos asegura que nuestros legisladores los lean, los traten, los aprueben para así, nuestros profesionales, puedan empezar a investigar fuertemente.
Este fue uno de los ejes que nos reunió el sábado 16 de julio en Rosario. La falta de legislación, de investigación y de producción sobre el uso medicinal de la marihuana, del cannabis.
La sala del sindicato de Luz y Fuerza de esa ciudad del sur santafesino estaba repleta de gente. Muchos padres con sus niños con diversas patologías en el lugar. Muchos adultos interesados. ¿Muchos profesionales de la salud? No sé… ¿Muchos políticos dispuestos a ayudarnos? No sé… Sí sé que las familias estábamos ahí intentando encontrar una esperanza. Y que seremos esas familias- de todo el país-las que vamos a lograr que nuestros médicos pierdan el miedo, que se formen nuevos profesionales con una cabeza abierta a otro tipo de tratamiento; que nuestros representantes en el Congreso, en las Legislaturas y en los Concejos Municipales, nos escuchen y entiendan que estamos pidiendo mejorar la calidad de vida mucha gente: Niños, jóvenes, adultos, adultos mayores.
“Necesitamos certezas en los tratamientos, salir de la ilegalidad, que la comunidad médica se interese” (…) “Una señal de madurez de nuestros legisladores” porque “el dolor no puede esperar”. Con estas palabras, Judith Pavani, mamá de Santi e integrante de CAMEDA, resumió el motivo de la jornada y de la presencia de todos en ese lugar.
“El mundo avanza en legislaciones, en investigaciones, en capacitación, en producción”, ellos “han decidió avanzar” y esto demuestra que “en Argentina es urgente progresar en legislación, producción e investigación”, remarcó la doctora Ana García Nicora que, antes de médica o titular de CAMEDA, se presenta como mamá que encontró una alternativa para su hijo y se puso al hombro esta lucha, como tantos otros, que cada vez somos más.
También participó del encuentro el doctor Marcelo Morante, investigador y profesor de la Cátedra de Medicina Interna de la UNLP, quien fue certero al hacernos pensar en no polarizar ni dividir la discusión, al entender al que piensa distinto, pero afirmando que “una sociedad polarizada genera acciones que van en contra de sus pacientes”.
Necesitamos poner en el centro el dolor y cómo aliviarlo. Para esto es necesario que se entienda que la planta de marihuana no es lo que está en el eje. Sino la calidad de vida de los pacientes. “Evidencia científica hay faltan los huevos para aprobar la regulación”. Aplausos, la sala completa ovaciona al médico que con un lenguaje tan sencillo y una gran calidez humana exige lo que exigimos todos e invita a los médicos a formarse y quitarse los prejuicios: “La sociedad científica espera que las mamás exijan el uso del cannabis”, hacemos el camino inverso.
Bien. Hasta el momento las exposiciones me hacían pensar en todas estas cuestiones más bien “técnicas”: Legislación, producción, investigación. Pero al final de su alocución, el Dr. Morante, dijo lo que creo que resume todo: “Esta es la medicina de mamá: la aprendieron las mamás, ellas la hacen y van a lograr la revolución las mamás”.
Sí, es la medicina de mamá porque no hay amor más grande y porque nada puede movilizar más que el amor.
Lo hacemos por amor, pedimos por amor, queremos que mucha gente acceda por amor. Señores, nos moviliza el amor a nuestros hijos, sobrinos, nietos, hermanos. Necesitamos que la medicina de mamá llegue a cada argentino que lo necesite. No podemos esperar más. Evidencia científica hay, pónganse los largos quienes tienen que hacerlo y ayúdennos, se lo pedimos por favor, como nos enseñó mamá.
También participaron y enriquecieron la jornada Diego Nutter, asesor en cultivo medicinal y terapias cannábicas, CAMEDA; Dr. Gastón Barreto, docente e investigador en química UNICEN; Alejandro Corda, abogado, docente e investigador de la UBA- ONG Intercambios; y brindaron su invalorable testimonio de vida: María Laura Alasi, mamá de Josefina y Brenda Chignoli, usuaria de cannabis medicinal.
* Periodista