El clásico también se vive en el Concejo
Tatengues y sabaleros comparten el recinto entre bromas y cargadas. Algunos son de ir a la cancha a menudo, otros están algo alejados del fútbol pero la pasión por los colores no pasa a segundo plano.
Aunque sean oficialistas u opositores, los que comparten la camiseta pueden abandonar la discusión política para comentar los resultados del club de sus amores.
En la sesión del domingo siguiente al clásico, no faltará la gastada al contrincante, pero sabiendo que lo importante es jugar y disfrutar de un clásico en paz.
Amigos o adversarios, compañeros o correligionarios, por un día patean la pelota para que su equipo gane.