Vidrios polarizados: ¿más seguridad o todo lo contrario?

Por Ricardo Luis Mascheroni, docente, ambientalista
Uno nunca termina de entender, en este país, las marchas y contramarchas en materia normativa, sobre todo aquellas que podrían ayudar a preservar la vida y su calidad.
En tal sentido, recientemente, el Senado de la Provincia de Santa Fe, dio media sanción a un proyecto de ley, que se permite la aplicación de láminas polarizadas o de oscurecimiento a los vidrios traseros y laterales de los autos, para reducir el paso de luz hasta un treinta por ciento (30%), incluidos aquellos afectados al transporte público.
De la lectura somera de sus fundamentos, uno a priori podría entender que dicha media significa una mejora en el tránsito atendiendo a las condiciones de temperatura y luminosidad de nuestra región.
Pero más allá de este loable propósito, el proyecto hace aflorar la falta de voluntad política para hacer efectivo el cumplimiento de la normativa vigente, abriendo la puerta para una mayor disparidad de criterios en materia de tránsito, tanto nacional como internacional.
Desde lo jurídico, el proyecto permite la costumbre contra legem (que deroga la ley) vedada por la legislación de fondo, cuando en sus fundamentos expresa: “En los últimos años se ha generalizado de hecho el uso de este dispositivo de seguridad en gran parte de los automotores, entre los que se hallan los pertenecientes, no sólo a los particulares, sino los oficiales, de funcionarios políticos, judiciales y de las demás reparticiones, en su mayoría generalizado por cuestiones de seguridad, así como las personas públicas para resguardo de su intimidad.”
Toda una perlita, que me hace pensar que la verdadera finalidad de la reforma, radica en este párrafo, que no deja de ser preocupante, ya que expresamente reconoce que quienes deberían dar el ejemplo de hacer cumplir y aplicar la ley, no están para nada dispuestos a hacerlo.
La ley desnuda la impotencia del estado para poner freno a ciertas conductas antisociales y por tanto para evitar sancionar a transgresores poderosos, convalida dichas transgresiones, aunque los costos lo pague toda la comunidad.
Por otra parte instaura una paradoja, porque mientras se pretende restaurar la intimidad de las personas públicas dentro de los autos o sea que no los vean, se permiten cada día la instalación de más cámaras de vigilancia en todas partes, las que violan la intimidad de todos y que nada aportan a la seguridad común, a la luz de los lamentables hechos por todos conocidos.
Invirtiendo el discurso, se oculta, que el polarizado provoca un 30% menos de visibilidad para afrontar las contingencias del tránsito, situación que se incrementa en días nublados, con niebla, lluviosos y desde el atardecer hasta el amanecer, aumentando los eventos dañosos y luctuosos.
Entiendo que para sancionar esta modificación, se ha partido de premisas falsas o cuando menos erróneas, ya que la mayoría de los expertos y entendidos en seguridad vial y personal, se expresan en forma absolutamente opuesta a los fundamentos de la ley.
Lo primero que tenemos que decir, es que los analizados, no son dispositivos de seguridad (para quién?), sino de ocultamiento, los que agravan la inseguridad a tenor de los estudios existentes al respecto.
En los fundamentos de la iniciativa se reseñan algunas supuestas ventajas de esta modificación, que encierran una liviandad rayana en lo preocupante.
Dice la ley: 1.- Evitan el estallido de cristales en caso de accidente y las incrustaciones de los mismos.
Crítica:  Actualmente casi todos los vidrios de los parabrisas delantero y trasero son laminados y por tanto evitan el estallido, para los otros se pueden poner láminas transparentes con el mismo fin.
                      2.- Evitan los efectos negativos en la salud por los cambios de temperatura.
Crítica: Con ese criterio habría que prohibir los aires acondicionados y que la gente salga al aire libre.
                      3.- Filtran en un 99% la radiación ultravioleta previniendo el cáncer de piel.
Crítica: No es verdad, la mayoría de las láminas que se venden, hasta las más oscuras, permiten el paso de radiación UV, de un 90% o más.
Según el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), casi el 50% de los autos chocados o destruidos llevan estos vidrios. Y «al estudiar los impactos laterales, comprobamos que el 56% tenía ventanas oscuras. Con esto se demuestra que dentro de un automóvil con vidrios oscuros cuesta más distinguir a otros vehículos, peatones, ciclistas o motociclistas que circulan a los costados», (2) lo que aumenta un 91%, la posibilidad de que el impacto sea lateral. – Expertos afirman que incrementan un 30% la posibilidad de sufrir un choque. A la inversa, si efectivamente se aplicara la prohibición, reduciríamos en un 30 % los choques y sus consecuencias lamentables.
Más allá de los accidentes, con vidrios oscuros no podemos ver si al volante del auto está un menor, personas descompuestas, alcoholizadas o armadas.
Seguramente que los que tienen algo que ocultar y los malvivientes aplaudirán este proyecto.
Demasiadas muertes ya hemos acumulado en la Argentina, como para seguir sumando hechos lamentables sin solución de continuidad, producto de la incompetencia, la falta de voluntad política y de una visión integral al problema.

1 thought on “Vidrios polarizados: ¿más seguridad o todo lo contrario?

  1. EL TEMA DE LOS POLARIZADOS, TERMINO MEDIO, YA TIENE MEDIA SANCION (CREO QUE DEL SENADO), QUE ESTAN ESPERANDO, EN DIPUTADOS PARA TERMINAR DE APROBARLO. PARA HACER LA REVISION TECNICA, NO TE LO ACEPTAN, YO VOY A SEGUIR ESPERANDO. LA LEY NO ES PAREJA, PORQUE LOS AUTOS OFICIALES LO TIENEN, Y EL RESTO DE LOS HABITANTES, NO PODEMOS.

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