Llamamiento

Por Griselda Tessio (*)  

Un fantasma recorre la Argentina.

Y no es del malogrado Fiscal Nisman, quien no tuvo garantías en su vida ni en su muerte inútil y terrible, sino el de la República desgarrada y el de una sociedad consternada.

Puede decirse que este es el crimen político más grande desde que los argentinos recuperamos la democracia en 1983, y el golpe más perverso a las instituciones de la Nación.

Hubo hechos violentos anteriores, nadie lo duda: el copamiento absurdo de La Tablada, la voladura del polvorín de Río Tercero para ocultar otros delitos, los atentados a la embajada de Israel y a la Amia, la desaparición de Julio López, entre otros, con cientos de muertos todos ellos.

Pero esta única muerte del fiscal nos interpela a todos. Como antes. Al Estado, que no ejerció los controles a los que está obligado por la C.N. Al Gobierno, porque lo vilipendió y hostigó por su denuncia. Al Ministerio Público Fiscal porque no le dio las garantías necesarias para ejercer sus funciones de investigación. A gran parte de la sociedad, porque viviendo en permanente situación de Anomia, ha olvidado hace mucho tiempo las diferencias entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que la ley manda y la ley prohíbe. Al Poder, que golpea con toda su fuerza a quien lo critica e investiga.

Se ha dicho que la vida en las sociedades modernas, sólo es posible cuando el estado conserva y protege ciertas garantías que, en Occidente están consagradas en sus constituciones. Cuando esto se quiebra aparece el miedo y desaparece la Libertad y la Justicia.

Sabiamente el constituyente de 1994 en su art. 120 consagró que el Ministerio Público es un órgano independiente, y que con autonomía y cuya función es promover la actuación de la justicia, en defensa de la legalidad de los intereses de la sociedad, en coordinación con los demás autoridades de la República. (El subrayado me pertenece). Es, por lo tanto, un órgano extra-poder porque no depende ni obedece ni se subordina al Poder ejecutivo ni al Poder Judicial.

La concepción moderna de las repúblicas constitucionales y el fin de las monarquías absolutas europeas consagra al proceso penal regulado por la Constitución y las leyes específicas, resaltando la figura del fiscal como titular de la acción penal pública en la investigación del delito, sobre todo al dejar atrás los modelos inquisitivos prerrevolucionarios.

A la par que facultades, la ley le otorga a los fiscales garantías para investigar, llevar a juicio, producir prueba y pedir pena para los autores de los delitos quienesquiera fueren, desde el más humilde de los ciudadanos hasta la más alta Magistratura de la Nación.

La Asociación de Fiscales de la República Argentina ha convocado para el día 18 de febrero una Marcha del Silencio en Capital Federal en homenaje a la memoria de Alberto Nisman y bajo la consigna Memoria, Verdad y Justicia.

Para aclarar equívocos y descalificaciones, nada mejor que el silencio que grita más fuerte que las voces destempladas. Por eso es necesario que desde cada Fiscalía, de cada juzgado y Tribunal, de cada Facultad de Derecho y Colegios de Abogados y de cada casa de ciudadanos del país, manifestemos nuestra adhesión a ella porque debemos expresar la convencida vocación que tenemos los argentinos de vivir dentro de la ley para defender la Democracia.

Alguien traspasó los límites entre las palabras amenazantes y la muerte. Es tiempo de decir nuestro repudio.

 

(*) Diputada provincial FPCyS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *